FORTIFICACIÓN ABALUARTADAS

Erigida en la segunda mitad del siglo XVII para reforzar las defensas de Badajoz con ocasión de las guerras de separación de Portugal de la Corona de España, entre 1640 y 1668, su disposición respetó la Alcazaba árabe, a la que se adosa en sus arranques por los extremos NW y SE.

La obra está fabricada en piedra, ladrillo, y hormigón de cal, con refuerzo de sillares en distintos puntos, y constituye un completo sistema de murallas y todos los demás elementos complementarios propios de estos modelos de fortificación, representando un acabado e insuperable ejemplo de ingeniería militar de la época.

Contaba la muralla con ocho baluartes, todos dispuestos hacia el sur, al estar la defensa por el norte garantizada por los ríos Guadiana y Rivilla. Los baluartes, comenzando por el extremo de Levante, son los siguientes:

  1. San Pedro, junto a la Puerta de Mérida.
  2. La Trinidad, en la que se abre la puerta del mismo nombre.
  3. Santa María, o de la Laguna, donde más tarde se erigió el colegio de “Los Pinos”, o colegio Lope de Vega.
  4. San Roque, donde a mediados del siglo pasado se construyó la Plaza de Toros Vieja y actualmente se levanta el Palacio de Congresos.
  5. San Juan, o de la Bomba, donde se ubicó en el siglo XVII el Cuartel de Caballería. Entre los dos últimos se abre la Puerta Pilar, antes llamado de Jerez, o Santa Marina. Este baluarte no existe en la actualidad.
  6. de Santiago, o de los mixtos, donde existió un polvorín, y posteriormente se colocó el monumento al General Menacho, que heroicamente perdió la vida defendiendo la ciudad de los franceses.
  7. San José, donde se sitúa el Cuartel de la Policía.
  8. San Vicente, donde se construyó la Escuela de Artes y Oficios “Adelardo Covarsí”, hoy Instituto Politécnico. Distintos hornabeques y medias lunas o lunetas, semibaluartes, taludes, fosos, glacis, escarpas y contraescarpas, cañoneras, caponeras, pasos cubiertos, garitas angulares, y otros elementos.

Entre las fortificaciones, los fuertes de San Cristóbal, Cabeza del Puente de Palmas y Pardaleras; semibaluartes de Puerta de Palmas; polvorines de San Vicente, Santiago, San Roque, y San Gabriel; y los revellines la luneta de San Roque, la Picuriña y Verlé o de Orinaza, frente al fuerte de San Cristóbal. Las tres puertas principales originarias del sistema fueron las citadas puerta de la Trinidad, puerta de el Pilar y Puerta Nueva o de Palmas, pasando después tal denominación de Nueva a la puerta abierta tras el Palacio de Godoy.