FUERTE DE SAN CRISTÓBAL

De los múltiples fuertes que formaron parte del sistema defensivo de la ciudad, el Fuerte de San Cristóbal es el único completo que se conserva. Se construyó durante la Guerra de Restauración con Portugal, en el siglo XVII. Este fuerte fue el primer elemento modernos del Sistema Abaluartado de defensa de la ciudad, que estaba sustituyendo a las murallas medievales.

Se eleva sobre el Cerro de los Orinaza, o Cerro de San Cristóbal. Sus obras se iniciaron en 1641, como principal avanzada de las defensas de la ciudad en la orilla derecha del Guadiana. Fue intentado asaltar por los ejércitos portugués (1658) y británico (1811), sin que nunca llegara a ser conquistado.

Magnífico ejemplo de arquitectura militar; esmero de su trazo, adaptación-aprovechamiento del terreno. Delante de la cortina norte se estableció un pequeño revellín, estando todo el conjunto defensivo rodeado por un camino cubierto (que lo unía con el hornabeque) y su correspondiente explanada.

Construcción de traza abaluartada de forma cuadrangular o rectangular. 22000 metros cuadrados y con 2 pequeños baluartes (oeste y sur) y 2 semibaluartes (norte y este) en sus esquinas que permite el asentamiento de la artillería, también un rediente (media luna). Podía alojar 12 cañones y 300 fusileros.

La parte que mira a la ciudad se denomina gola, era una simple tapia con aspilleras lo que permite hacer fuego desde la Alcazaba sobre el interior del fuerte en caso de ocupación.

Para cubrir sus flancos se establecieron las baterías del Rosario y de las Lágrimas en la Alcazaba.

Tras cientos de años de uso militar, el fuerte es hoy día ya innecesario militarmente, por lo que se ha rehabilitado para albergar el Centro de Visitantes, el principal núcleo museístico dedicado a la fortificación abaluartada de Badajoz.

El edificio de la antigua Comandancia alberga un equipamiento museístico destinado a mostrar la función del Fuerte de San Cristóbal dentro de la fortificación abaluartada de Badajoz.

También se explica el papel jugado por Badajoz y Elvas, capitales de la frontera de España y de Portugal, en el complejo sistema de fortificaciones abaluartadas con que se defendieron estos dos países durante casi 400 años.