Puente de Palmas
Fue levantado a partir del año 1509 y destruido por una fuerte crecida del río Guadiana en 1545. El puente actual fue concluido en 1596, siendo el rey de España Felipe II y Gobernador de Badajoz Diego Hurtado de Mendoza.
Hasta su construcción, la ciudad careció de puentes, realizándose la travesía del río mediante barcas o aprovechando los vados en tiempo practicable.
El erigido a finales del s. XVI, es básicamente el mismo llegado hasta nuestros días, tratándose de una obra de carácter herreriano, sólidamente fabricado en piedra.
Distintos desperfectos han obligado a sucesivas reparaciones. Así en 1603, reinando ya Felipe III, una gran crecida del Guadiana destruyó 16 de sus 24 ojos, motivando su práctica reconstrucción. En 1877 volvió a ser reedificado el puente.

Las obras se ejecutaron sobre los planos del ingeniero José María Otero, bajo la dirección del arquitecto Valentín Falcato, sufragándose los gastos mediante un repartimiento del costo, realizado en toda la provincia por orden real.
La barandilla de hierro que aún perdura, se colocó a principios s. XX.
A principios del pasado siglo se colocaron también los castilletes centrales y los petos de separación de los peatones, con motivo de la instalación de los raíles del tranvía de caballos que iba a la estación de ferrocarril situada en la barriada de San Fernando.
Sobre el estribo del primer arco se mantuvieron sendas placas que indicaban el enorme nivel alcanzado por las aguas en las crecidas de 1758 y 1828 cuando el puente quedo cubierto por completo.
Aún pueden verse placas indicando ese increíble nivel, existentes en la Puerta de Palmas y otros lugares de la ciudad. Todas estas remodelaciones no han dejado de reflejarse en el puente, cuyos arcos, ojos, pilares, contrafuertes tajamares, etc., presentan formas y materiales correspondientes a diferentes fases, épocas y estilos.
Primitivamente la construcción constaba de 28 ojos si bien en la actualidad son 32 los que presenta. Su traza es recta con una pequeña elevación que presenta hacia su parte central, alcanzando en total los casi 600 metros. La importancia estratégica de la obra queda subrayada por las fortificaciones y defensas dispuestas en sus extremos.